domingo, 13 de marzo de 2011

Destroyer - Kaputt (2011)

Dan Bejar ha conseguido con este Kaputt (2011, Merge Records) ponerse en un puesto destacado en lo que a sonidos de moda se refiere. Desde hace unos poco años hemos visto que el revival de los 60 que supuso el inicio de los 2000 ha dejado paso a otro revival, esta vez mucho menos minimalista, más imperfecto y menos inmediato. En este álbum Destroyer se apunta a ese barroquismo que parece seducir al mundo independiente y recoje influencias de los primeros años de la década de los 80, añadiendo coros, capas atmosféricas, todo tipo de reverberaciones en los instrumentos de cuerda y un guiño sorprendente al smoth jazz, incluyendo instrumentos que en principio parecen tan alejados de su estilo hasta ahora como el oboe. Lo mejor de este barroquismo es que afortunadamente no resulta farragoso y el oyente puede simplemente quedarse con lo que quiera. Uno puede centrar su atención en unas armonías vocales y un bajo de lo más sencillo o quedarse con la suculenta cantidad de arreglos con los que cuenta cada canción. Sin duda, nos encontramos con un disco que necesita unas cuantas escuchas para sacarle todo el jugo, pero que sin embargo, con un par de escuchas consigue enganchar. Algo muy complicado de hacer y que parece que Bejar ha cumplido con creces, a juzgar por el éxito de crítica que esta consiguiendo con este trabajo.
La canción que da título al disco, “Kaputt”, es la que primero sobresale en las primeras escuchas, por los coros y una letra cargada de ironía y sentido del humor, arremetiendo contra la industria y los tópicos sobre el Rock. Esta ironía no va cargada de mala baba, al contrario, va insertada dentro de armonías dulces, incluso edulcoradas. Resulta divertido escuchar a Bejar hablar de meterse cocaina en el backstage toda la noche insertado en un coro femenino al más puro estilo de Brian Ferry, y es que hay mucho de Roxy Music en este disco.
También a destacar la canción que abre el álbum, “Chinatown”, con una combinación entre bajo y percusión que consigue atrapar a cualquiera, “Savage Night At The Opera” en la que da la sensación de que podría haberse convertido en un himno pero a Bejar no le ha dado la gana y “Downtown” con una utilización del saxofón que dista mucho de ser hortera y tiene un punto de sensualidad.
En cuanto a los peros, a “Suicide Demo For Kara Walker” le sobran los dos primeros minutos para ser casi perfecta. Una lástima, pues a partir del minuto dos resulta ser de lo mejor del álbum y tiene un final alucinante, y tres cuartos de lo mismo nos pasa con “Bay Of Pigs”, en la que no termino de entender el sentido de un preludio de más de cuatro minutos para que de comienzo una canción con muchísimos puntos buenos pero a la que le cuesta arrancar demasiado.
En definitiva, parece que tenemos a Destroyer con el disco adecuado en el momento adecuado. Veremos como despejan la incógnita de trasladar al directo un disco que se antoja complejísimo de tocar sin ayuda de bases pregrabadas. Por ahora, tenemos bastante con deleitarnos con uno de los discos más interesantes de lo poco que llevamos de año.

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